Explosión en Pemex llega en un momento clave para el futuro de la compañía
México, 1 feb (EFE).- La explosión registrada ayer en el corazón de la empresa pública Petróleos Mexicanos (Pemex) representa una fuerte sacudida a una firma clave en el país y se produjo en un momento relevante en el futuro de una compañía llena de polémicas.
Pemex, que produce 2.57 millones de barriles diarios de crudo, genera para el Estado mexicano cerca del 40 por ciento de sus ingresos, y sus operaciones están directamente ligadas a los resultados del presupuesto nacional.
Nació el 7 de junio de 1938, poco después de que el Gobierno encabezado por el presidente Lázaro Cárdenas decretara, el 18 de marzo de ese año, la expropiación de los bienes de diecisiete compañías petroleras que operaban en el país.
Sus cuadros directivos, tanto del grupo como de sus subsidiarias, son nombrados por el presidente de turno, y la estrecha relación que mantiene con las autoridades representa una de las cortapisas para que pueda desarrollarse con criterios empresariales.
Además, teniendo en cuenta que tiene el monopolio de la extracción de crudo y de gas y de la distribución de las gasolinas, por mandato constitucional, la empresa continuamente es objeto de polémicas políticas por los inmensos recursos que emplea.
"El petróleo en México es como las corridas de todos en España: todo es pasión", declaró esta semana en una entrevista con Efe el consejero profesional de Pemex, Fluvio Ruiz.
Los vínculos que mantiene con el Gobierno hacen que las operaciones de Pemex, y sus resultados, estén estrechamente vinculados con las necesidades financieras del Estado, porque el 70 por ciento de sus ingresos van a parar al fisco.
Ello ha generado un fuerte rezago en la empresa pública, que ha perdido las oportunidades que tienen otras firmas petroleras del continente, como la brasileña Petrobras, ya que sólo puede destinar el 9 por ciento de sus ingresos para invertir en la compañía.
El grupo, manejado a capricho por los intereses políticos de turno, es el cuarto productor mundial de crudo, según sus datos, ocupa el decimotercer lugar en cuanto a reservas de petróleo y el decimoquinto en las reservas de gas.
Tiene unos 150,000 empleados y un fuerte sindicato que tradicionalmente ha estado ligado al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), el grupo político que ha acaparado el poder en casi toda la historia reciente del país.
El siniestro se produjo en un momento clave para el futuro de la empresa porque el presidente Enrique Peña Nieto ha prometido una reforma de Pemex y del sector energético que está siendo recibida con muchos recelos por la izquierda mexicana.
Esos recelos se deben a la supuesta pretensión de Peña Nieto de privatizar capital de la compañía, denunciados por la izquierda, pero desmentidos continuamente por el Gobierno.
"Lo que quiere esta banda de malhechores es apoderarse del petróleo", afirmó ayer el excandidato presidencial de la izquierda Andrés Manuel López Obrador.
"Si entregan el petróleo, la renta petrolera, las ganancias del petróleo a extranjeros, pues va a ser el acabose para el país, y eso no lo podemos permitir", insistió.
Esas posiciones, que también han mantenido otros líderes de la izquierda, han sido rechazadas contundentemente por Peña Nieto.
"Nadie, nunca, ni siquiera se ha referido o citado la expresión privatizar", afirmó Peña Nieto el pasado miércoles.
Pero, según fuentes de la empresa, Pemex necesita reformas para tener mayor libertad en sus operaciones, proyectar su presencia más allá de las fronteras de México y hacer eficiente una compañía marcada por bajos niveles de productividad.
"En el sector petrolero, los tiempos siguen siendo geológicos (...) Los tiempos (para cualquier reforma) siguen siendo muy lentos", sostiene el consejero de Pemex.
La posible reforma energética ha desatado estos días un debate político y técnico sobre la empresa, que periódicamente se repite con los cambios de Gobierno, como el actual, que asumió el poder el pasado 1 de diciembre.
Según Ruiz, para que Pemex obtenga mejores resultados debe tener cambios en su régimen fiscal, contar con autonomía presupuestaria y autonomía de gestión, sin necesidad de que para ello ingrese capital privado en la sociedad.
"Un Estado tan frágil como el mexicano, incapaz de controlar su duopolio televisivo, ¿de verdad va a ser capaz de controlar a Exxon, a Shell, a todas las transnacionales si se les permite un ingreso descontrolado?", se pregunta el consejero de Pemex.
Fuente: http://mx.finanzas.yahoo.com/noticias/explosi%C3%B3n-pemex-llega-clave-futuro-compa%C3%B1%C3%ADa-165200418.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario