domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Quién cree que AMLO es Chavez?


Hace seis años en México no había 60 mil muertos, ni 56 periodistas asesinados, ni más de 20 mil desaparecidos. Tampoco había 15 millones más de pobres. Esta es la herencia de Felipe Calderón, el hombre que inventó la idea de que López Obrador era un “peligro para México”. A una semana de la elección de 2012, hay quienes siguen creyendo lo mismo. ¿Cómo surgió este miedo irracional y quién se lo creyó?

Hasta el 12 de marzo de 2006 López Obrador era un candidato absolutamente normal. En la imaginación de los mexicanos, AMLO no se parecía a Hugo Chávez, ni era un mesías tropical, ni un populista, tampoco traería inestabilidad económica o política. El Peje era un candidato más que había sido un exitoso alcalde de la ciudad de México. Durante los dos primeros meses de campaña (enero y febrero de 2006), AMLO era un candidato popular, conocido por el 95 por ciento de los electores y favorito para ocupar la presidencia: iba 10 puntos arriba de Calderón en las encuestas.

Durante las campañas electorales de 2006, el periódico Reforma organizó una serie de encuestas para conocer la opinión de los mexicanos sobre los candidatos. Hasta el 12 de marzo de ese año, el 31 por ciento de los mexicanos pensaba que AMLO inspiraba mucha más confianza para la inversión en el país. En Calderón, en cambio, sólo confiaba el 26 por ciento. El 30 por ciento de los mexicanos creía que el Peje era el mejor candidato para darle al país mayor prestigio en la comunidad internacional, mientras que sólo el 25 por ciento pensaba lo mismo de Calderón.

En la imaginación de los mexicanos el Peje no sólo inspiraba confianza en el ámbito económico, sino que era visto como una garantía de estabilidad política e institucional. Un 31 por ciento de los mexicanos creía que AMLO era el candidato más receptivo; y el 29 por ciento consideraba que era el más abierto a opiniones y críticas. En contraste, sólo el 21 por ciento opinaba lo mismo de Calderón. El intolerante no era AMLO, sino el candidato del PAN. Además, 27 por ciento pensaba que AMLO sería muy respetuoso de las instituciones y las leyes; en cambio, sólo el 24 por ciento creían que Calderón respetaría la ley. Ahora se identifica a López Obrador con las marchas y manifestaciones, pero en febrero de 2006 ocurría lo contrario: el 28 por ciento de la gente estaba convencido de que AMLO tenía gran capacidad para encarar movilizaciones políticas y sociales. A Calderón sólo lo consideraba apto para ello el 17 por ciento.



Entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué dio un vuelco radical la opinión de los mexicanos? ¿Cómo nació el miedo irracional hacia López Obrador?

En 2006, el presidente Vicente Fox hizo campaña abiertamente desde los Pinos para favorecer a Calderón. El 10 de marzo, López Obrador reaccionó y llamó a Fox “chachalaca mayora” por intervenir en la contienda “un día sí y otro también”. ¿A quién escandalizaron las declaraciones de AMLO? A nadie. ¿Era indebido que AMLO protestara ante la injerencia de Fox? ¿Era realmente alarmante que lo llamara Chachalaca? Para nada. La injerencia de Fox en la campaña electoral fue tan grave que el Tribunal Electoral declaró que había puesto en riesgo “la validez de los comicios”. Quien mandaba al diablo a las instituciones era Fox.

Además, recordemos, el propio Vicente Fox había hecho lo mismo cuando él fue candidato a la presidencia en el 2000. En ese entonces, Fox llamó a Zedillo y los priistas “alacranes”, “alimañas”, “sanguijuelas”, “tepocatas”. Amenazó con no reconocer su victoria de no ganar con 10 por ciento de ventaja; y advirtió que iniciaría una amplia movilización en todo el país junto con el PAN si su opositor, Francisco Labastida del PRI, le ganaba con un margen menor al 3 por ciento. Hoy, sin embargo, nadie recuerda a Fox como un populista, un peligro para México, o como un riesgo para la estabilidad pese a que sus declaraciones eran mucho más violentas y amenazantes que las de AMLO en 2006.

¿Por qué entonces los mexicanos reaccionaron de manera tan distinta a las declaraciones de Fox en el 2000 y a las de AMLO en 2006?

El 12 de marzo de 2006, dos días después de que AMLO llamara “chachalaca” a Fox, Calderón y su partido lanzaron al aire un spot negativo, el de “los ladrillos”, que pintaba a López Obrador como una amenaza para la estabilidad económica. Seis días más tarde, Calderón lanzó el spot denominado “cállate chachalaca”, que mostraba a AMLO como un personaje “intolerante”, parecido a Hugo Chávez. Estos serían los spots que cambiaron la elección de 2006 y que modificaron la imagen que los mexicanos tenían de AMLO para siempre.

¿Y quién se creyó este cuento? Las clases medias, que se angustian y reaccionan ante actores políticos o gobiernos que no parezcan capaces de garantizar su prosperidad. De ahí que el régimen autoritario priista se mantuviera en el poder por tanto tiempo. Las clases medias mexicanas han estado siempre dispuestas a sacrificar sus libertades y derechos políticos a cambio de estabilidad económica que les permita disfrutar su pequeño mundo. El problema con las clases medias es que no necesitan ser de clase media, sino que basta con que se sientan parte de ella. En un país con más de 50 millones de pobres, el 80 por ciento de la gente se siente de clase media. Por eso no es raro que amigos nuestros que creen que López Obrador les va a quitar su carro, o su departamento, no tengan ni carro ni departamento. No es que sean de clase media, pero aspiran a formar parte de ella.

El impacto de los spots fue brutal. Tomo como ejemplo las mismas encuestas del periódico Reforma. El mismo candidato – es decir, AMLO – que en enero, febrero y principios de marzo de 2006 inspiraba más confianza para la estabilidad económica, inversión extranjera, y que era percibido como el más abierto y tolerante, a partir de abril sería visto como el más intolerante, el más agresivo, y un riesgo para la estabilidad de México. Así, los spots negativos impulsados por el PAN el 12 y 18 de marzo, tuvieron éxito: difundieron un miedo irracional hacia López Obrador. Desde entonces, quienes se creyeron los spots, creen que AMLO va a nacionalizar a lo loco y que va a forzar a cada familia a adoptar a un cubano. Como si eso hubiera hecho cuando fue alcalde de la ciudad de México. ¿Por qué habría de hacerlo ahora?

Saber esta información es crucial sobre todo porque hoy la elección está entre Peña Nieto y López Obrador. Quienes temen irracionalmente a López Obrador, le temen por algo que no ha hecho. En cambio, sí hay evidencia suficiente para inquietarse por el regreso del nuevo PRI, que se parece mucho al PRI de siempre.

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