No prosperó la apuesta de que se agotaría la voluntad de los insurgentes: ex miembros de Cocopa
La irrupción pacífica de zapatistas prueba que
el tiempo ha fortalecidosu movimiento
Fracasó la estrategia del Estado para atender los rezagos de las comunidades indígenas, dicen
Roberto
Garduño
Periódico La
Jornada
Domingo 23 de
diciembre de 2012, p. 8
La movilización multitudinaria de indígenas zapatistas en la región de
los Altos de Chiapas manifiesta la innegable capacidad organizativa del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y revela en su comunicado
mensajes claros y encriptados que no se agotan en una primera lectura,
coincidieron Juan Guerra Ochoa y Jaime Martínez Veloz, ex integrantes de la
Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa).
Tras la irrupción pacífica de aproximadamente
40 mil mujeres y hombres zapatistas de todas las edades, Juan Guerra Ochoa
señaló que la capacidad organizativa y la fuerza orgánica del zapatismo no se
han desgastado con el tiempo, “por el contrario se han fortalecido y
multiplicado, lo cual significa que quienes apostaron por el desgaste y dejar
que el tiempo agotara la voluntad de los insurgentes, han fracasado”.
El secretario de Agricultura del estado de
Sinaloa refirió que la multiplicación de las condiciones de pobreza y
marginación de los pueblos indígenas de México “expresan que es el Estado
mexicano el que ha fracasado, no sólo en su estrategia para atender los grandes
rezagos en materia indígena sino, sobre todo, en la construcción de una
relación que entienda los problemas indígenas, su concepción del mundo, sus
necesidades, sus vínculos con la tierra y los recursos naturales de sus
territorios”.
Para Guerra Ochoa, este es momento de que el
gobierno deje de pensar sólo en los problemas de la macroeconomía, o en
variables superestructurales, sino que también atienda “la explosividad que
significa que más de 10 millones de indígenas subsistan en condiciones de desigualdad,
miseria y atraso; debe ser uno de los temas de la más alta prioridad de la
agenda del Estado mexicano.”
Para Jaime Martínez Veloz, quien ha sostenido
por casi 18 años su atención y cercanía con el fenómeno zapatista, el
movimiento “nunca se ha ido; que la clase política no quisiera verlos o no
haya querido asumir su responsabilidad frente a ellos es otra cosa, pero ellos
siempre han estado en el mismo lugar, construyendo desde abajo, con
organización y dignidad, lo que el poder les ha negado, un mejor destino para
los suyos, pese a las limitaciones y carencias materiales que suplen con
imaginación y creatividad”.
Recordó que el desplazamiento pacífico de los
indígenas hace dos días, en las principales cabeceras municipales de los Altos,
es producto del “desdén de las fuerzas políticas mexicanas frente a los
problemas indígenas, sobre todo en su relación con el EZLN. Se expresa en
que la Cocopa, que debe existir de acuerdo con lo establecido en la Ley para el
Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, no ha sido constituida
todavía, lo que habla del desinterés de las fuerzas políticas representadas en
el Congreso de la Unión.”
Efectivamente, durante los años
recientes no se ha realizado una reunión de dicha comisión legislativa, donde
haya habido el quórum reglamentario que diseñe una estrategia que permita
abordar un conflicto cuya complejidad no es menor.
“El comunicado del EZLN lo va a descifrar el
tiempo y el curso de los acontecimientos, no se agota en una primera lectura,
tiene la virtud de estar encriptado y además de ser claro, encierra
oportunidades y advertencia a los gobiernos, y en suma sorpresas y
eventualidades. El EZLN no está de vuelta, nunca se había ido, sólo que su
cancha no es la electoral sino las causas más sentidas del México profundo.”
–¿Aún hay oportunidad de responder al reclamo
que está por cumplir casi dos décadas? –se le preguntó.
–Yo lo veo como una oportunidad para generar
una iniciativa de gran calado en materia indígena, que indudablemente tiene que
pasar por el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, pero al mismo tiempo
me parece que es una advertencia, o un nuevo ¡ya basta!, la situación no
aguanta más, ocho de cada 10 indígenas viven en la pobreza, mientras los
recursos naturales de sus tierras y territorios son saqueados por compañías
mineras, privadas y extranjeras.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2012/12/23/politica/008n1pol
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