Gracias por salvarnos, señor presidente
9 DE NOVIEMBRE DE 2012 · 34 COMENTARIOS
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.
Foto: Eduardo Miranda
Le deseamos a usted y a
su familia mucho éxito en todo lo que emprenda.
Nuevamente, agradecemos
su compromiso por el país.
Usted deja un México
mejor que será reconocido por todos los mexicanos”: Gerardo Gutiérrez Candiani,
presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Felipe
Calderón deja la presidencia de la República y, con su partida, se repite el
Déjà vu sexenal: hizo lo mejor que pudo, aunque aún hay muchos retos por
delante.
Me ha impulsado
siempre un profundo amor a México. Servir a la patria es el más grande honor
que puede tener un mexicano; y servirla en momentos de dificultad, como los que
nos ha tocado vivir, es un doble honor. Termina esta tarea, pero no termina mi
compromiso”: Felipe Calderón, sexto informe de gobierno.
Con
la lengua tapizada de nostalgia, Calderón se despide pronunciando melosos discursos
de añoranza. En cada uno aprovecha para salpicar de cifras, datos y
estadísticas para convencernos de cómo México es mucho mejor gracias a su
valiente y oportuna intervención.
“En todo momento he dado lo
mejor de mí. En estos seis años México ha cambiado. Los mexicanos estamos
cambiando a México y México nos ha cambiado”. Vicente Fox, sexto informe
de gobierno
Hace
seis años estábamos muy mal, pero ahora hay claras muestras de que vamos en la
dirección correcta, reza el máximo lugar común de cada final del sexenio.
¿Pruebas? Una lista diarreica: la construcción del tramo B de la carretera A-Z,
la edificación de infinitos hospitales regionales, la ampliación del tercer
nivel del puente Y de la autopista X, la reducción del 1.2 por ciento del indicador…
El presidente Calderón lo sabe explicar mejor:
“Pasamos
en esta administración, óiganlo, amigos, de 17 millones de contribuyentes a 36
millones de contribuyentes, más del doble de lo que había hace seis años, por
un Sistema de Administración Tributaria mucho más eficiente. Aumentamos, desde
luego, la recaudación este año, está volviendo a aumentar y qué bueno.
“Muy
probablemente, no me han dado las cifras de este mes de octubre, que está
terminando el día de hoy, pero, igual, vamos a rebasar los 800 mil nuevos
empleos formales netos entre enero y octubre nada más.
“Se
dice fácil, pero entre infraestructura y, sobre todo, equipamiento, que son
varias veces el costo de la infraestructura, se han invertido en esta
Administración, 31 mil millones de pesos en la modernización de las aduanas del
país”.
El
PAN sufrió su peor caída electoral en la época reciente, al grado tal que su
candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, quedó relegada al tercer lugar
de las preferencias. A pesar de este indicador contundente del rechazo de la
población al sexenio saliente, para Calderón no hay duda: su administración fue
gloriosa.
“Y nunca debe olvidarse que
esta casa nuestra, esta patria, México, no sólo tiene una gran historia, sino
que promete un gran futuro. Por esa historia que es de todos y por ese gran
futuro que merecen nuestros hijos, confío en que los mexicanos seguiremos
trabajando unidos y con ahínco”: Ernesto Zedillo, sexto informe de gobierno.
Los
columnistas zalameros, los mismos que jamás se atrevieron a cuestionar la
guerra de Calderón, ya olvidaron al rey muerto. Ahora las loas son para el
próximo emperador, a quien le ven tantos atributos como una dosis múltiple de
vitamina B.
En
tanto, el rey destronado se alista a descansar en su paradisíaca jubilación
presidencial: guardias personales, jugosos bonos mensuales, súbito arribo al
mundo de la academia internacional, conferencias, viajes, estatuas y homenajes.
“Me llevo como la más preciada
de mis recompensas la cálida memoria del contacto cercano con mis compatriotas.
Nada se compara con la cercanía del pueblo”: Carlos Salinas de Gortari, sexto
informe de gobierno.
Los
benefactores del sistema se despiden de Calderón deseándole “éxito en sus
proyectos futuros”; recuerdan su sexenio con la falsa memoria de un corazón
despechado. En tanto, el país permanece con sus heridas abiertas y
convalecientes: el museo del horror como desayuno, el toque de queda como forma
natural de convivencia, madres agotadas de buscar a sus hijos desaparecidos por
los efectos del“daño colateral”, jóvenes desesperados por soñar el futuro y la
infinita permanencia del binomio hambre-ignorancia.
El
rey ha muerto, viva el rey.
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