Balas de goma
Por: Sanjuana Martínez - diciembre 3 de 2012 - 0:02 COLUMNAS, Daños colaterales - 38 comentarios
Lo que mal empieza, mal acaba. El sexenio de Enrique Peña
Nieto inició mal, muy mal. Los hechos registrados durante la toma de posesión
son ciertamente graves: siete horas de disturbios, además de 105 heridos y
decenas de detenidos.
El descontento social es evidente. Las formas de protesta
son variadas, los desmanes y la violencia de los manifestantes no son cosa
aceptable, pero tampoco la brutal actuación policial.
La imagen del Palacio
Legislativo de San Lázaro, sitiado por cinco mil policías reprimiendo las
provocaciones de algunos manifestantes que lanzaron cocteles molotov, es la
imagen de México, el reflejo claro de la situación del país. Si Peña Nieto
hubiera ganado limpiamente las elecciones, no habría tenido necesidad de
amurallarse para poder recibir la banda presidencial en una ceremonia de apenas
siete minutos, ni de atacar con toda la fuerza del Estado a los inconformes que
supuestamente son anarquistas. Muchos anarquistas surgirán durante los próximos
seis años.
Peña Nieto llega a Los Pinos como su antecesor: cuestionado por la
falta de legitimidad en las urnas. Fue ungido como nuevo “inquilino de Los
Pinos” por los poderes fácticos: la televisión y los dueños del dinero.
Seguramente para algunos será “presidente”; para muchos otros no lo es, ni lo
será nunca. Tendrá que cargar con el estigma de ilegitimo y más le vale irse
acostumbrando desde el primer día.
Su gobierno será cuestionado durante todo su
sexenio. Y no está justificado el uso de la fuerza brutal de la policía para
reprimir expresiones de inconformidad. Sin justificar la actuación violenta de
los manifestantes, es necesario alzar la voz para exigir un alto a la
represión. La Policía Federal se atrevió a utilizar balas de gomas que están
prohibidas.
El número de heridos, algunos de ellos de gravedad como Juan
Francisco Kuy Kendall de 67 años con traumatismo craneoencefálico, a quien le
indujeron un estado de coma, da cuenta de la reacción de la Policía Federal que
negó haber usado balas de goma y afirmó que sólo estaba utilizando gas pimienta
y agua para disolver las protestas.
Una mentira como tantas otras. El agua y el
gas no lastiman con esta contundencia: de los 105 heridos, 29 requirieron
atención hospitalaria; de estos últimos, nueve fueron trasladados al Hospital
Central de la Cruz Roja Mexicana en Polanco.
El maestro de teatro Kuy Kendall,
está grave: los médicos que lo atienden han dicho a su familia que a causa del
impacto de bala de goma que se incrustó en su cabeza, tuvo una fractura de 10
centímetros de diámetro hacia el interior del sistema nervioso central con
pérdida de masa encefálica, por lo cual, si sobrevive, tendrá lesiones
irreversibles.
Entre los heridos por los impactos de balas de goma, está Julián
Luna Guzmán, de 23 años, quien fue intervenido quirúrgicamente por fractura
expuesta en el brazo derecho y Juan Uriel Sandoval Díaz, de 22 años, estudiante
de la UACM, por un impacto de bala de goma en el ojo derecho. Y el colmo:
mientras los médicos intentaban salvarle el ojo al joven estudiante, la Policía
Federal acudió al hospital con una orden de aprehensión para intentar
detenerlo.
Estos hechos tienen que investigarse. Los policías responsables
deben ser investigados y sancionados. Dejarlos en la impunidad sería una muy
mala señal en el inicio sexenal. El máximo responsable de esta sangrienta
represión es el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien
debe dar una explicación e incluso en un acto de decencia, ofrecer su renuncia.
Como era de esperarse, las transmisiones en vivo de los hechos en el exterior y
el interior del Palacio Legislativo fueron manipulados por Televisa, TV Azteca
y Milenio Televisión. Transmitieron lo que a sus intereses conviene, ocultando
el minuto a minuto de la protesta y la represión policial. Censuraron
deliberadamente la gravedad de los hechos.
Pero el poder absoluto de la
televisión y los dueños del dinero en México que llevaron a Peña Nieto a Los
Pinos, tiene varios resquicios por donde se cuela la aplastante realidad: las
redes sociales. Muchos mexicanos decidimos informarnos de lo que estaba pasando
a través de Internet, fue así como pudimos darnos cuenta del desastroso inicio
de sexenio.
En el interior, las televisoras aliadas con el poder en turno,
también manipularon las transmisiones, pero supimos que el poder priísta no
permitió guardar un minuto de silencio por los 80 o 100 mil muertos de Felipe
Calderón y su guerra delirante.
Las éticas transmisiones televisivas tampoco
nos dejaron ver las protestas de los diputados de izquierda contra el saliente
y el entrante. Según La Jornada, hubo imágenes de tarjetas de Monex y Soriana
impresas en cartulinas, en alusión a la compra masiva de votos por parte del
PRI para lograr consumar la imposición de su candidato. Y lemas como:
“Presidente de las televisoras, protagonista de la simulación”; “Presidencia
comprada” y “Candidato de telenovela, presidente de la ilusión”.
También se
exhibieron protestas contra el ex presidente Calderón, acusado por crímenes de
lesa humanidad ante el TPI: “Entregas la silla bañada con sangre”. Las formas
de protesta contra el más indolentes de los presidentes que ha tenido México
incluyó cruces negras de plástico y las colocaron frente a sus curules.
Aquello
parecía una puesta en escena mal hecha. Y al día siguiente, continuó la
simulación con un supuesto pacto por México firmado por los partidos, incluido
el PRD, con lo cual ahora tendremos que decir PR(D)IAN cuando nos refiramos a
los acuerdos.
Frente al desastre humano por los heridos de gravedad y los
detenidos, Marcelo Ebrard sale públicamente condenando los desmanes y daños en
propiedad ajena ocasionados supuestamente por cuatro organizaciones anarquistas
Bloque Negro México, Cruz Negra y Coordinadora Estudiantil Anarquista.
La
cuarta, que incluso Ebrard prefirió no mencionar por su nombre, es el nuevo
Ejército Popular Magonista de Liberación Nacional, un grupo que difundió sus
planes justamente el sábado violento de la toma de posesión: “A partir de hoy
no daremos tregua, sentirán la violencia y el fuego en su propia carne”.
Ya se
sabe, cuando la protesta no encuentra sus cauces de libertad y se reprime con
violencia, surgen nuevas formas de expresión violenta. ¿Cuántos ejércitos más
surgirán con la recién estrenada opresión peñanietista?
No hay comentarios:
Publicar un comentario